Seis explotaciones ganaderas de la región están en la lista de las quince mejores del país por la morfología de sus frisonas y veintisiete entre las cien primeras
Las vacas frisonas asturianas (ahora denominadas holsting) son las más guapas: las que tienen las mejores ubres, las mejores patas, la mejor estructura y capacidad, y la mejor estructura lechera. Así, al menos, lo reconoce la Confederación de Asociaciones de Frisona Española (Conafe) en la lista que ha elaborado con las 100 mejores explotaciones por calificación final en 2021. Una lista en la que aparecen cien explotaciones, de las que veintisiete son asturianas, seis de ellas entre las quince primeras. El primer puesto lo ocupa, con bastante holgura, la ganadería Badiola, de la localidad de Condres (Gozón), que tiene una puntuación de 87,61 de media para las 343 vacas calificadas.
La Asturiana de Control Lechero (Ascol) explica que esta lista califica a las explotaciones que tienen al menos 17 reproductoras y que se trata de medir a las vacas por partes. Esas calificaciones van hasta una puntuación de 100 y la media en España está en torno a 77 o 78. La calificación divide a estos animales en varios tipos, dando una “R” a las regulares, que son las que están entre 69 y 74; una “I” de insuficiente a las que están en una puntuación por debajo de 69; una “B” de buenas a las que están entre 75 y 79; una “BB de más que buenas a las que van de 80 a 84; una “MB” de muy buenas a las que están entre 85 y 89; y, por último, una “E” de excelentes a las que están por encima de 90 puntos. Desde Ascol, entidad que preside José Emilio García Suárez, explican que esa buena calificación de las explotaciones asturianas “no es por casualidad”: “Asturias ha tenido siempre una tradición de tener buenas vacas, son como parte de la familia, hay una visión romántica”, dicen. Los resultados están ahí, teniendo 27 explotaciones entre las 100 mejores por su morfología en España por las 25 que tiene Galicia, a pesar de que son muchas más las explotaciones que hay en la región vecina. “Tenemos una cabaña ganadera envidiable y muy competitiva”, insisten desde Ascol. Algo que reivindican “en un momento difícil”: “Es un apoyo moral importante y da a entender el amor, la pasión y la dedicación a las vacas que tienen los ganaderos asturianos”, añaden.
Esto supone trabajo, dedicación y también inversión. “Son generaciones y generaciones de usar la mejor genética; es caro, es costoso y es lento”, aseguran desde la Asturiana de Control Lechero, una cooperativa que cuenta con un centro de inseminación. “Tenemos tres toros que son número 1, la selección en Asturias se hace buscando animales bien formados, un 60% de los terneros registrados en Asturias son hijos de sementales de Ascol”. Todo ello hace que desde la cooperativa presuman de que “en Asturias se está exportando semen para 22 países”.
Esta apuesta supone también un riesgo, puesto que esta genética no garantiza resultados y, además, no todo es genética. El trabajo posterior también tiene que estar a la altura: “Tienes que cumplir con la alimentación, el manejo y todo el resto de cosas”, señalan desde la cooperativa. Los resultados, de hecho, llegan después de “años trabajando y haciendo las cosas bien”. En definitiva, para Ascol las vacas de Asturias son “una de las cosas de las que nos podemos sentir orgullosos”.
Además de Badiola, en el primer puesto, aparecen en la lista de Conafe las siguientes explotaciones: Casa Flora (4º.), Toño Patallo (8ª.), Casa Viña (10º.), Ganadería Cantina (12º.), Ganadería Manolero (13º.), El Pedregal (24º.), Ganadería Casa Venturo (27º.), Samasilva (31º.), Casa Coto (32º.), Ganadería Ventura (36º.), La Pienda (41º.), Llarriba (48º.), Ganadería Eloy (53º.), Casa Luis (55º.), Lucho (56º), Ganadería Nogal (57º.), Ganadería Casimira (61º.), Ganadería Fele (63º.), Ganadería Bernabé (72º.), Casa Peto (73º.), Los Abedules (76º.), Casa Ferreiro (85º.), La Soledad (87º.), Ganadería Baldomero (88º.), Casa Celedonio (90º.) y Ganadería Los Laureles (91º.).
Manolero busca “armonía y funcionalidad”
Para Manuel Fernández, propietario de la ganadería Manolero, de Mirallo de Arriba (Tineo), estar clasificado decimotercero de España de entre las alrededor de 11.500 ganaderías que hay es “un orgullo”: “Es una recompensa al trabajo hecho”, añade. Lo que buscan, explica Manuel Fernández, es “tener una vaca armónica, correcta, funcional, que no dé problemas”. Al final, Manuel Fernández tiene claro que “lo que cuenta aquí es la leche”, por lo que es importante que los animales tengan “buenas ubres” porque eso significa que serán “buenas productoras”. Pero hay más cosas, como “las patas”. Reconoce que no se esperaba estar “tan arriba”, aunque sí que confiaba en la labor que viene realizando. Para él, “Badiola es la referencia, otra historia, chapó por él, tiene un mérito increíble”, dice sobre el líder de la clasificación y referencia absoluta en esta clasificación morfológica. En su caso, explica que se trata de una ganadería familiar, que fue de sus padres y de sus abuelos, con la que en 1998 tuvo que tomar una decisión: “O tiraba para adelante o me dedicaba a otra cosa”. Hizo lo primero y apostó “por la calidad”. Para eso, explica que ellos van a “concursos, campeonatos de novillos” y que todo eso “ayuda a mejorar el ganado” porque facilita comparar lo tuyo con “lo que tienen otros”. “Eso ayuda a evolucionar”, sostiene este ganadero del Suroccidente de Asturias.
Toño Patallo, un enamorado de la genética
Toño Patallo tiene 62 años y lleva ya 38 dedicado a la explotación ganadera que tiene en la localidad de El Pito (Cudillero), en la que tiene 50 animales. En la lista de Conafe aparece el octavo, con una valoración media para sus vacas de 85,34 puntos. En total, se han valorado 29 ejemplares de los que tiene en su ganadería. Patallo, el tercero en la lista entre las explotaciones asturianas, cuenta que a él lo que más le gusta es “la genética”. Otra cosa es esta calificación, en la que, dice, “los jueces se fijan más en que la vaca sea guapa”. Aun así, reconoce estar satisfecho por verse ahí “entre todos esos monstruos”, como es el caso de la admirada Ganadería Badiola. Su caso es especial, ya que por razones familiares se tuvo que hacer cargo de la explotación de El Pito, donde trabaja junto a su hija. A lo largo de su vida ha hecho “de todo” y especialmente cosas relacionadas con el deporte, llegando a ser ciclista amateur en la época de Pedro Delgado o Julián Gorospe. También corrió maratones y carreras de obstáculos. “Siempre me gustó el deporte”, relata. Pero le tocó volver a las raíces: “Las circunstancias personales me hicieron quedarme”, añade. Para el tema de la genética, al que más esfuerzos dedica, reconoce tener “intuición”. A pesar de todo, asegura que se corren “riesgos” y que los resultados llegan “a largo plazo”. Pero, sobre todo, para salir adelante lo que le toca es “trabajar mucho”.
Tino Rodríguez: “Es un reflejo del trabajo”
Tino Rodríguez está al frente de la ganadería Casa Viña, ubicada en Albandi (Carreño), que es la décima de España por la morfología de sus vacas y la cuarta de Asturias. Estar colocado en esas posiciones de arriba es para Rodríguez “un orgullo” y reflejo de “una lucha diaria”: “Hay que tratarlas bien, tener un buen sitio para que descansen, buena alimentación y genética”. En su caso, asegura que se trata de “una explotación familiar”, lo que supone que para él sea algo más que un trabajo: “Aquí había vacas de mi abuelo, de mi padre, es una explotación familiar que ha ido evolucionando con los tiempos, adaptándonos tecnológicamente, ampliando un poco, ganando en confort y creciendo con los tiempos”. Su cabaña es de entre 110 y 115 vacas y en total de 200 animales. Rodríguez da mucha importancia a la genética de las vacas: “El trabajo es seguir buscando buenas vacas genéticamente, con buenas patas, buenas ubres, que den mucha leche; la genética es la clave”.
Además de la satisfacción que le supone estar tan bien clasificado en este ranking, Rodríguez se enorgullece del buen trabajo que se hace en Asturias: “La media de puntuación es muy buena, hay muy buen nivel de vacas”. Él, por su parte, lleva ya muchos años en esos puestos altos, teniendo vacas con una puntuación excelente y siempre entre los primeros clasificados en un ranking que deja muy bien al Principado.
Julián Rodríguez: “Esto no es un capricho”
La Ganadería Casa Flora, situada en Otur (Luarca), es la segunda de Asturias en la lista de Conafe que juzga la morfología de las vacas, ocupando el cuarto lugar de España. Su propietario, Julián Rodríguez, explica que se trata de un trabajo que se viene realizando desde hace tiempo y que “no es un capricho”, sino una manera también de trabajar por tener los mejores ejemplares para competir en las mejores condiciones. “Esto es un premio al trabajo, estamos arriba desde hace tres años que se publica esta lista”. Rodríguez cuenta que en estas clasificaciones pasa algo parecido a las marcas deportivas: “La diferencia en estos puestos es de pocas décimas pero son décimas muy difíciles de conseguir, cuando subes de 85 es difícil seguir subiendo, hay que estar siempre rozando la perfección, es como la Fórmula 1”. El propietario de Casa Flora asegura que alcanzar esos puesto “no es algo que busquemos, no es el afán por ser los primeros, sino que la base de la rentabilidad es tener la vaca morfológicamente mejor; esto no es un capricho, sino que supone más producción”, añade.
Julian Rodríguez aprovecha para lanzar una advertencia y una reivindicación: “O se sube el precio de la leche o va a dejar de haber vacas en Asturias, Flora está en pérdidas, los costes de producción superan el precio de la leche; o se sube o va haber cada vez más cierres”.
Badiola hace de la excelencia en la crianza y cuidado de sus animales una tradición
La ganadería Badiola es admirada y apreciada por todos los que se dedican al mundo de las vacas lecheras. Han estado al frente del ranking de Conafe en las tres ediciones en que se ha publicado, se les ha elegido 25 veces como los mejores criadores de España en las últimas cuatro décadas, de sus vacas ha salido la mejor del país por su morfología en 13 ocasiones y son la única explotación de países de habla hispana que aparece en el ranking de las cien más influyentes del mundo. La vacas de Badiola son, en definitiva, una marca registrada. Al frente de ella están Paulino Badiola y su padre, José Ramón, en lo que siguen considerando como “una granja familiar”. Paulino explica que esta lista de Conafe es algo más que “un concurso de belleza”, ya que tener una puntuación alta significa tener “una funcionalidad”: “Es un equilibrio entre carrocería y motor”, extrapolando las vacas a los coches. Y es que, añade, “las vacas que morfológicamente son excelentes tienen una media de producción de leche alta”.
El reflejo del trabajo de una familia que tiene “pasión por las buenas vacas”
Vicente Velasco hace de portavoz de la ganadería Cantina, en la que trabaja a diario su madre, Gema López, que es el alma de una explotación familiar que se ha colocado entre las mejor calificadas de España y entre las cinco mejores de Asturias por la morfología de sus vacas . “Esto no se consigue ni en dos años ni en tres, es el trabajo de veinte o treinta años buscando lo mejor”, explica Vicente Velasco. El trabajo que hace esta ganadería de Folguerúa (Tineo) más que por necesidad se realiza por “pasión”: “Es el cariño que tenemos a las vacas, esto al final es lo que nos gusta, es casi una pasión por buscar la vaca ideal”, continúa Velasco, consciente de que es imposible alcanzar el cien para un animal pero que no renuncia a seguir buscándolo. El peso de Asturias en esta clasificación es para el ganadero fruto “de la afición que siempre hubo en la región por las buenas vacas”.